lunes, 12 de enero de 2009

La elección de vivir sin dinero...

La verdad es que la historia que descubrí al hablar con aquel muchacho llamado Jorge es una historia apasionante. Jorge tiene 32 años pero su rostro está tres veces más aviejado que el de una persona de su edad, sus continuos devaneos de un lugar a otro hacen que su salud se resienta. La explicación que me dio a esto fue que él es una persona libre, que no tiene ningún lugar predeterminado y que por eso visita sitios hasta que como en Marcilla encuentra un pueblo agradable que le gusta, por algo, más que los demás.
Antes de hablar con él me llamó especialmente la atención. Jorge es rubio, con rastas en el pelo, 1’70 más o menos y de complexión delgada. Ha estado asentado en Marcilla durante dos meses y la gente ha estado encantada porque Jorge es una de las personas más humildes que he conocido. Todos los días, al levantarse se ponía en la plaza a pedir un dinerillo para desayunar. Lo significativo es que cuando lo consiguía pagaba lo que necesita y lo que le sobraba se lo volvía a devolver a la persona que se lo dio. Y así siempre y con cada una de las comidas diarias. Esto acto me enternece ya que hay muchas personas con mucho más dinero que él y que se destruyen intentando conseguir todavía más. Su humildad no radica solamente en el dinero. El pasado mes de noviembre, hizo una noche heladora en Marcilla y Jorge dormía, como todos los días, debajo del puente del Castillo. El Alcalde decidió subir a las cinco de la mañana para abrirle el ayuntamiento y que durmiese ahí, pero Jorge lo rechazó.
Otra de las cosas que me llamó la atención es que siempre caminaba formando cuadrados. Nunca iba en línea recta por la calle. Siempre se le podía ver con su mochila colgada del hombro, con las manos entrelazadas en la espalda y con paso lento mirando al suelo, como si fuese a descubrir cualquier tesoro. Su explicación fue que tiene muchas horas al día libres y que por ello, no le supone una perdida de tiempo dar un rodeo un poco más grande que los demás cuando camina.
Al preguntarle por su familia su cara cambió. Me dijo que no quería saber nada de ellos, que vivían en Valencia y que él también había nacido allí, pero que un día decidió marcharse. Igual que se marchó de Valencia llegó un día estas navidades que desapareció de Marcilla.
Al preguntarle por él al Alcalde (que es el padre de un amigo mio) nos contó que Jorge provenía de una familia bien, con mucho dinero y que fue esto precisamente lo que le hizo huir. Acabo harto del dinero y de lo que todo ello suponía. Además, me enteré de que tenía principio de esquizofrenia y que por eso el Ayuntamiento había contactado con su familia y esta le había venido a buscar.

La verdad es que la historia de este hombre me impacta. Simplemente por el hecho de que a pesar de su enfermedad era consciente al cien por cien del daño que puede causar el dinero, mientras la sociedad matamos dia dia por un poquito más, y al final… LA AVARICIA ROMPE EL SACO.

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